29 de noviembre de 2011
Te odiarán
Te odiarán
si caminas.
Por su cojera,
por tu obstinación.
Te odiarán
sin saber que los zapatos hacen callos.
No te perdonarán.
Cada paso adelante será como un zarpazo,
como un escupitajo, una blasfemia,
lanzados contra sus cómodos divanes.
Te odiarán.
Con fingida indiferencia,
sembrarán los senderos de emboscadas.
Tejerán intrincados laberintos
que te guíen a ciudades lejanas y desiertas.
Azuzarán en tu contra los canes de la confusión.
Ciegos, querrán extraviarte.
Minarán con palabras maquilladas los matojos,
las piedras, las esquinas, los zaguanes habitables.
Levantarán por doquier edulcorados muros.
Con manos sigilosas, edificarán decorados
de cartón-piedra, neón y terciopelo,
en un desesperado intento por comprarte.
Pero sus telemandos carecen de poder en estas calles
porque el camino es tu única bandera.
Y así, caminarás,
provocando el odio a tu alrededor,
caminarás,
sin una meta explícita pero con un deseo,
caminarás,
tal vez únicamente en pos del fugitivo espejo,
caminarás
sin saber que el camino no es un medio
________________________sino un fin en sí mismo.
De La estrecha senda inexcusable
Publicado en Arte Poética, Revista Almiar, Inventiva social, El gato de Hank, en el libro electrónico Senda y en la antología Versos sin Bandera.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
En efecto: nada como existir para recibir palos. Y si la existencia es poética, la intolerancia se esforzará en superar los límites.
ResponderEliminarAunque vivir no sea preciso, no haya necesidad de vivir, vivir es fundar el momento, su verticalidad, su navegar cantando.
Hermoso poema.
Gracias, Carlos. Vivir, o intentar vivir la poesía, es arriesgarse a que a nuestro alrededor surjan zancadillas y abismos provocados.
EliminarCaminar como fantasmas para que las sombras no se inquieten...
ResponderEliminarAbrazos querido amigo.
Gracias por tus palabras. Abrazos.
Eliminar