31 de agosto de 2011

¿Por qué tú nunca estuviste en mi ciudad?


¿Por qué tú nunca estuviste en mi ciudad?

Siempre otras luces, siempre otras aceras,
salpicando tu paso, siempre otras esquinas
alejándote de mí, como un destierro.

Y aquí en lo cotidiano mirándonos,
día a día mirándonos sin llegar a comprender,
día a día comprobando sin asombro el absurdo
que supone fingir que estamos vivos,
que nunca nada ocurrió, como un silencio cómplice
que parece negar las puertas entreabiertas del pasado.

Pero son otras puertas, otras habitaciones,
nunca es el mismo hotel, nunca la misma calle;
otras son tus palomas, otros tus soportales,
nunca es la misma plaza, aunque sea la misma.

¿Pero por qué jamás estuve en tu ciudad?

Yo quisiera habitar tus parques en secreto,
llenar tus galerías con el tono cansino
de mi voz que te nombra y te celebra
aun cuando nada escuchen tus cornisas;
vagar por los pasillos que nunca conocí
y que acaso ya nunca, nunca conoceré,
porque otra es mi ciudad,
aunque ahora y aquí, mis ojos en tus ojos
crean reconocerse y encontrarse,
pero sé que también esto es mentira,
que es tan sólo mi cruel esperanza de mendigo
y que esos ojos que me miran tristemente
tampoco son tus ojos ni soy yo lo que miran
y esta no es mi ciudad
y acaso tampoco sea tu ciudad, tan lejana,
o tan cercana, ¿cómo vamos a saberlo?
pero en todo caso, en otra parte,
en otro espacio o tiempo
__________________ya irreconciliable.


De Itinerarios hacia ti
Variación sobre el poema publicado en Poesi.as


29 de agosto de 2011

Antes del fin 3.0


Cuando subía por última vez la cuesta en dirección al Puente de Piedra, me abordó una jovencita. Explicó que su moto la había dejado tirada y necesitaba un euro para gasolina. Conté lo que llevaba en mis bolsillos: Dos euros y algunos céntimos. Entonces oí una voz a mi derecha: No le des nada. Es para drogas. Miré hacia esa voz. Provenía de un banco cercano, donde se amontonaban algunos esqueletos sentados. Sus cuencas vacías nos contemplaban. Uno de ellos hablaba y gesticulaba en dirección a mí, pero yo ya no le escuchaba. Había vuelto a concentrarme en el recuento del dinero. Por debajo de las monedas vi mi mano: Estaba empezando a descarnarse. Entonces miré de nuevo los ojos de la chica. No hubo necesidad de decir nada. Ella asintió y, juntos, echamos a andar hacia la gasolinera más cercana.
De Prosas breves
Publicado en Con voz propia e Inventiva social


24 de agosto de 2011

Poema para una flor secreta


Algunos te nombrarán sin conocerte.
Otros te escucharán sin comprenderte.
Los más
pasarán junto a ti sin detenerse.

Anónima es la tempestad que no se muestra.

Pero yo descifré sin duda alguna
tu sonrisa de lluvia intermitente.


De Por si mañana no amanece

21 de agosto de 2011

La ciudad


La ciudad es un monstruo de fauces entreabiertas,
feroz depredador de encrucijadas,
mastodonte cruel y apasionado,
despiadado y amante.

La ciudad es un viento de paredes
que forman laberintos de asfalto y decepción.

La ciudad es un gato escabulléndose
tras la negra trinchera de un cubo de basura.

La ciudad es un contrabandista
de luces de colores que incitan a la vida.

La ciudad es tristeza derramada
sobre viejas aceras y adoquines que brillan
al peso inconsistente de la lluvia.

La ciudad, esa máscara doliente.

La ciudad es silencio de unos pasos,
son voces desatadas que atruenan las callejas.

La ciudad es refugio, estercolero,
es un perro sediento y peregrino,
un viejo que medita su cansancio
y un viejo que camina sin caminos;
vendaval y quietud, bares cerrados,
soledad, agonía y esperanza,
noche y día, amor y desengaño.

Hija de los esfuerzos de los hombres,
pervive maternal y milenaria.

Es un ángel perverso de labios anhelantes.
La ciudad…la ciudad es una diosa
posesiva y ansiosa, entregada y cautiva.


De Metropolicromía
Publicado en Poesi.as, El Wrong Side, Inventiva social, el boletín Misioletras y el libro electrónico Senda


19 de agosto de 2011

La raíz de tu tristeza


No sé de qué raíz envenenada
ha crecido en tu pecho la tristeza.

¿Cómo fue que germinó esa mala hierba?
¿Qué ponzoñosos elixires la nutrieron?

Dicen que se cruzó en tus calles la desdicha,
que envenenó tu sangre una ráfaga de olvido,
que ojos como serpientes estrangularon la cordura
dejando apenas una sombra en tus zapatos.

Que alguien ejecutó de golpe tu sonrisa.

¿Qué oscuros resplandores te cegaron?
¿Qué huestes de la sombra te prendieron?

Sabemos que hubo noches que te vieron
danzar bajo la luna sin disfraces
ni oropeles ni alhajas ni armaduras,
mas hoy la luna se ocultó en un rincón del universo
y tus voces nocturnas se pierden en el eco
con un deje de otoños prematuros.

Por arduos laberintos vas buscando la muerte
mas no hay un sólo manantial que te emborrache.
Tan sólo ese veneno que arraigó entre tus venas
apagando tu risa, decorando de arrugas
tu rostro y tus silencios, enterrando
de golpe entre las flores tu palabra.


De Destierro
Publicado en Con voz propia, en el nº 35 del boletín IslaNegra y en el libro electrónico Camino al andar.


17 de agosto de 2011

Si termina el amor


Si termina el amor
el agua es más espesa en los estanques
y un ángel de cristal se muerde el labio;
puede darse un revuelo de gaviotas
mar adentro
y en el pecho la daga de una ausencia infinita
se abre paso cual proa entre las olas
y el consuelo del sueño nunca llega.
Nunca, el sueño nunca, nunca llega.

Si termina el amor
nubes negras se apoderan de los cielos
lanzándose a una loca carrera delirante
cuyo único destino es la certeza
de lo perdido, sí, de lo perdido.

Si termina el amor se llena el alba
de funestos ladridos sin consuelo
y un ruiseñor cansado se asesina
contra el pétalo fugaz de una amapola.

Si termina el amor lloran los parques
y una estrella fenece en cualquier parte,
y repican las fúnebres campanas
un coro de gemidos germinados,
una salva de gritos apagados
que hacia adentro resuenan y resuenan.

Si el amor se termina...

Los porches que solían cobijarnos,
la estación del ayer que nos prestaba
sus callados andenes de férrea complacencia;
la quietud temerosa de los templos,
el generoso amparo de las calles...
¿A qué otra causa han de servir? Decidme.

Y la noche... la noche, la noche protectora
si el amor se termina...
¿de qué sirve la noche si el amor se termina?


De Despertar en el zaguán
Publicado en Poesi.as, Arte Poética, Inventiva social y Gaceta Virtual


13 de agosto de 2011

Lo mejor de mi vida


Lo mejor de mi vida tal vez se haya quedado
abandonado en alguna encrucijada
o al otro lado del cristal mojado
tras el que contemplé las marejadas y la noche,
y por qué no decirlo, las inmutables estaciones
que me fueron alejando de otras tardes más cálidas.

Hubo un tiempo de caminos anchos,
de colinas suaves que ocultaban fuentes,
de jóvenes aves y ardillas veloces
y de sal y de pan y de plácidos campos
preñados de fértiles terrones y labradores.

Hubo un tiempo de límpidas aguas,
de frondosos bosques y playas morenas,
de silentes cráteres orlados de espuma.

Pero en la noche del invierno treintaycinco,
todos esos mis ángeles me fueron vomitados en el rostro
y pude comprobar que la senda se había ido estrechando
hasta límites intolerables.

Supe entonces que mis pasos borraban el camino,
que ya no era posible detenerse
ni mirar hacia atrás, que no había regreso,
que legiones de arpías me empujaban riendo
y que un loco empuñaba mis recuerdos.

Entonces, tras la lluvia, se apagó una ventana.


De La estrecha senda inexcusable
Publicado en Revista Rampa y en los libros electrónicos Senda y Camino al andar


11 de agosto de 2011

No habrá revelaciones


No habrá revelaciones.

No existe magia en cánticos solemnes
ni ocultan el misterio indescifrable
selladas puertas de frías catacumbas.

No hay panaceas ni eldorados ni quimeras
ni altares incendiados por las voces
preñadas de promesas incumplidas,
vagos albores, intuiciones tenues.

Los mapas del pasado ya no sirven;
duerme el oro su sueño milenario
en minas sospechadas hace siglos
y, por insospechables, imposibles.

Se acerca el alba, debo abandonar.
Una imprecisa sombra de párpados rojizos
nos muestra con desidia los caminos
que conducen al arenal interminable
llamado por los ángeles Renuncia.

No habrá revelaciones. Sólo pétreas
constelaciones de páginas en blanco.

Amanece; en el aire se agazapan
sin posible sentido
_____________las palabras desnudas.


De La estrecha senda inexcusable

8 de agosto de 2011

El nombre de la rosa

Hoy ya sé que no importa el nombre de la rosa,
ni siquiera la apariencia de sus pétalos.

Hoy sé que lo que importa es simplemente
haber tenido la dicha de sentirla
como un ave de nieve entre las manos.

Es saber que su aroma inconfundible
perfumó el devenir de nuestros pasos,
saber que su presencia fue importante,
que llenó nuestras noches con su esencia;

saber sencillamente
que un día estuvo ahí para colmarnos
con su amable candor, con su fragancia;
que un día estuvo ahí para mostrarnos
las vertientes amables del camino
y pintarnos el rostro con sonrisas.


De Por si mañana no amanece


5 de agosto de 2011

Porque toda separación es una herida

- No estés triste -le había dicho ella- Esto era inevitable. Después de todo, yo nunca hubiese podido amarte.

Luego, le dio un beso en los labios y se dirigió hacia la calle, escoltada por los dos tipos que habían venido a buscarla. Al abrirse la puerta, ella se volvió a mirarle por última vez y un rayo de sol iluminó su rostro. De haber existido esa posibilidad, el destello que se vio en sus ojos hubiera sido el preludio de una lágrima inminente, pero tal cosa era impensable. Cuando finalmente salieron, la puerta se cerró y el silencio ocupó la estancia.

Fumando, él miraba por la ventana. Recordaba el día en que se conocieron, la tarde de los pájaros, los alegres planes, las puestas de sol junto al estanque, el viaje a Florencia... Con inusitada precisión, podía ver en su mente los pormenores de aquellos diez años de vida en común. Era maravilloso recordar así, hasta los mínimos detalles. ¿Por qué, entonces, no se sentía feliz? ¿Por qué ese absurdo nudo en la garganta? Si cualquier otro de los ejecutivos de la compañía le viese ahora...

Pensó que si el recuerdo le resultaba doloroso, también podía optar por el olvido, pero la sola idea le produjo un acceso de rabia. ¿Olvidar? ¿Sumar el vacío del olvido al vacío de la ausencia? ¿Acaso cabe un horror semejante?

¡Cómo haber supuesto siquiera que llegaría a enamorarse de ella! Todo debería haber sucedido de otro modo. Al fin y al cabo, no era el primero ni sería el último. Pero nadie tuvo en cuenta el factor emocional, y ahora, él lo estaba pagando.

Si todo es pura apariencia, ¿qué importaba que los recuerdos fuesen implantados? ¿qué importaba que aquellos diez años hubiesen sido en realidad tres semanas?¿qué importaba que Ella -el prototipo Woman VI, como figuraba en los planos del proyecto- sólo fuese un androide, si le había hecho pasar las horas más felices de su vida? "Por supuesto -había dicho el vicepresidente de la compañía- le compensaremos. La próxima semana le enviaremos un nuevo prototipo mejorado. Y con funciones adicionales. Verá como le satisface"

Sentado junto a la ventana, Harry -Harry 12, según un expediente que muy pocos conocían- supo que sin ella nada iba a tener sentido, que habría otras y que ninguna de esas otras sería jamás Ella, y deseó que ese sol que se estaba poniendo, no volviese a levantarse más. Esa noche, por primera vez desde la incierta y olvidada fecha de su creación, soñó, y eso fue –aunque él nunca llegaría a saberlo- como vivir.

De prosas breves
Publicado en mediaIsla proSabado

3 de agosto de 2011

Persistencia


Dentro de cien años
cuando reine el olvido
cuando ya nada importe...

persistirá la lluvia
sobre el antiguo Alcázar;
persistirán el musgo,
la piedra humedecida,
la caricia del sol sobre los arcos;
persistirán las sierras
y su olor a esperanza;
persistirá la tenue
noche mediterránea
con su rumor de arenas
entregándose amantes
a la mar misteriosa;

persistirá el susurro
del viento entre las ruinas...

pero nosotros, díme
¿que será de nosotros
cuando sólo el olvido
pronuncie nuestros nombres?


De Por si mañana no amanece
Publicado en ArtePoética, Inventiva social, El Cronista de la red y en el libro electrónico Camino al andar

2 de agosto de 2011

Podría entrecerrar los labios...


Podría entrecerrar los ojos y evadirme...

Podría abandonarme a la música y el juego,
dedicar la mejor de mis sonrisas
a la muchacha triste que se agosta en la esquina
y en sus lechosos brazos profanados de agujas
depositar mis besos y mi llanto.

Podría entrecerrar los labios y olvidarme...

Podría dejar que me acunase tu mirada,
beber el vino triste de tu herida,
ceñirme a la rutina de tus noches...

Es cierto que podría mirar hacia otro lado,
acomodarme al pan y el circo legendarios;
podría suscribir una póliza de crédulo
para no recelar de las versiones oficiales.

Podría simplemente oprimir el telemando
y abolir con ese gesto la mueca del farsante,
diluir los falaces rostros de la mentira,
no sentir sus miradas ni oir las falsedades
que sus bocas declaman sin sombra de vergüenza.

Pero he elegido el verso como patria,
he nacido canción a contramano,
grito caricia estepa hormiga hambre
prostíbulo coral aullido estanque.

Podrán los férreos brazos de la muerte
acunar mis palabras en su lecho
de silencio perpetuo.
______________Pero tú que me lees
tú que en noches azules me escuchaste
mientras el mar gritaba nuestros nombres
tú sabrás que es la entraña de la tierra
quien llueve amor y acíbar por mis venas.


De Por si mañana no amanece
Publicado en ArtePoética, El Cronista de la red y en los libros electrónicos Senda y Camino al andar
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