21 de agosto de 2011
La ciudad
La ciudad es un monstruo de fauces entreabiertas,
feroz depredador de encrucijadas,
mastodonte cruel y apasionado,
despiadado y amante.
La ciudad es un viento de paredes
que forman laberintos de asfalto y decepción.
La ciudad es un gato escabulléndose
tras la negra trinchera de un cubo de basura.
La ciudad es un contrabandista
de luces de colores que incitan a la vida.
La ciudad es tristeza derramada
sobre viejas aceras y adoquines que brillan
al peso inconsistente de la lluvia.
La ciudad, esa máscara doliente.
La ciudad es silencio de unos pasos,
son voces desatadas que atruenan las callejas.
La ciudad es refugio, estercolero,
es un perro sediento y peregrino,
un viejo que medita su cansancio
y un viejo que camina sin caminos;
vendaval y quietud, bares cerrados,
soledad, agonía y esperanza,
noche y día, amor y desengaño.
Hija de los esfuerzos de los hombres,
pervive maternal y milenaria.
Es un ángel perverso de labios anhelantes.
La ciudad…la ciudad es una diosa
posesiva y ansiosa, entregada y cautiva.
De Metropolicromía
Publicado en Poesi.as, El Wrong Side, Inventiva social, el boletín Misioletras y el libro electrónico Senda
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maravilloso texto Sergio, que nos habla en términos de tantas sensaciones que puede albergar el corazón humano "apresado" por ese "monstruo de fauces entreabiertas".."posesivo y ansioso, entregado y cautivo"...piq piq
ResponderEliminarMuchas gracias, Gaviota. En esta era que nos tocó vivir, ciudad y humano son dos palabras (y a la vez dos conceptos) estrechamente ligadas. Hay, en la novela La Caverna, de Saramago, como una especie de llamada a reinstaurar la comunión con la madre naturaleza, a reinventar nuestras relaciones con el entorno, pero no parece que en líneas generales vayamos por ese camino. Gracias por tu presencia y un abrazo desde la calurosa (hoy 40º) España.
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