12 de diciembre de 2014
Penélope
Ella teje
sentada en un rincón.
Los hombres la contemplan
mientras beben sus copas, preguntándose...
Algunos se le acercan,
se apoyan a su lado, la interrogan.
Ella plácidamente niega
sin dejar de tejer.
Penélope la llaman.
Y en secreto temen que algún día
aparezca el Ulises esperado
y ella se vaya para siempre
dejando un rastro diminuto
de hilos entrecortados tras de sí.
Pero esta Penélope no espera a ningún héroe.
Ni hombre ni dios ni salvador espera.
Tan sólo teje para sobrevivir
como tantas Penélopes anónimas
que fueron, son, serán, en esta tierra.
No entienden su destino, pero tejen
la invisible estructura
que determina el censo de los días.
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Gracias por el poema y abrazos siempre!!
ResponderEliminarDe nada. Un placer. Abrazos.
EliminarBrindemos pues. :)
ResponderEliminarGracias a ti. Un abrazo.
Es un lujo leerte, Sergio.
ResponderEliminarMuchas gracias, Carlos. Un saludo.
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