2 de abril de 2018

Invisibles llagas


Las veo caminar cada mañana
entre la bruma de las calles.
Cansancio y rímel sobre sus pestañas,
maquillaje en sus conversaciones,
en sus bocas heridas, en sus caras
gastadas como la piedra roma
que cada noche lapida
y lapida
una y otra vez
una y otra vez
el ajado lienzo del recuerdo.

Como la pétrea mano que golpea,
noche a noche,
la blanda carne amoratada,
la consciencia que se torna niebla.

Una lágrima escapa.
Sombra de un grito insinuado
que un día escucharemos.
                         Tal vez
cuando ya sea demasiado tarde.


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