
Todo el mundo sabe
que a los poetas los carga el diablo.
Por eso todo el mundo
mete a sus poetas bajo la alfombra
cuando vienen visitas
o los encierra con llave
en una habitación sin fondo
a ver si hay suerte y al abrir la puerta
han desaparecido para siempre
tragados por los bosques de arena
o bifurcados en las intersecciones
de los puentes heptagonales.
Pero toda precaución es poca:
A través de alfombras y paredes,
de océanos y siglos, de barrotes,
la palabra se expande, primavera
de voces desgajadas por el valle,
río de aguas voraces que se acerca,
feraz enredadera trepándose a los muros,
penetrando ventanas, expandiéndose
por el aire de todas las estancias
y estallando en rotundas espirales
que estremecen lámparas y muebles
en nombre del poeta sepultado
bajo perversas lápidas de olvido.
De Por si mañana no amanece
Muy buena. Nosotros, los poetas somos los brujos, los guardianes de secretos que ni la misma ciencia puede corroborar. Nadamos, buceamos en el inconsciente colectivo y curamos a la sociedad de su apego a lo material. Somos el "alma de un cuerpo social", los pretorianos de lo inconsciente e irracional: la cura .
ResponderEliminarSomos lo que no puede tocarse pero está, lo que es invisible mas acá o mas allá de la oscuridad de las alfombras.
El poeta es el médico, el psiquiatra de la raza. El que contradice lo evidente y formal. Nosotros somos los únicos nexos de dios, los que mantenemos viva la llama de lo divino
Saludos
PD: no le creo que no conozca a un "francés q nació loco en Montevideo". Vea, "l' autre en Mont" o Lautreamont. El Conde de Lautreamont, el uruguayo mas grande.
Gracias por su valiosa aportación, compañero.
ResponderEliminarNo es que no conozca a Lautreamont, lo que quise decir es que confieso no haberle leído. Una de esas curiosidades que se dan a veces. Pero estoy seguro de poder corregir esa omisión.
Un abrazo.