16 de noviembre de 2011
Bajo la alfombra
Todo el mundo sabe
que a los poetas los carga el diablo.
Por eso todo el mundo
mete a sus poetas bajo la alfombra
cuando vienen visitas
o los encierra con llave
en una habitación sin fondo
a ver si hay suerte y al abrir la puerta
han desaparecido para siempre
tragados por los bosques de arena
o bifurcados en las intersecciones
de los puentes heptagonales.
Pero toda precaución es poca:
A través de alfombras y paredes,
de océanos y siglos, de barrotes,
la palabra se expande, primavera
de voces desgajadas por el valle,
río de aguas voraces que se acerca,
feraz enredadera trepándose a los muros,
penetrando ventanas, expandiéndose
por el aire de todas las estancias
y estallando en rotundas espirales
que estremecen lámparas y muebles
en nombre del poeta sepultado
bajo perversas lápidas de olvido.
De Por si mañana no amanece
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Muy buena. Nosotros, los poetas somos los brujos, los guardianes de secretos que ni la misma ciencia puede corroborar. Nadamos, buceamos en el inconsciente colectivo y curamos a la sociedad de su apego a lo material. Somos el "alma de un cuerpo social", los pretorianos de lo inconsciente e irracional: la cura .
ResponderEliminarSomos lo que no puede tocarse pero está, lo que es invisible mas acá o mas allá de la oscuridad de las alfombras.
El poeta es el médico, el psiquiatra de la raza. El que contradice lo evidente y formal. Nosotros somos los únicos nexos de dios, los que mantenemos viva la llama de lo divino
Saludos
PD: no le creo que no conozca a un "francés q nació loco en Montevideo". Vea, "l' autre en Mont" o Lautreamont. El Conde de Lautreamont, el uruguayo mas grande.
Gracias por su valiosa aportación, compañero.
ResponderEliminarNo es que no conozca a Lautreamont, lo que quise decir es que confieso no haberle leído. Una de esas curiosidades que se dan a veces. Pero estoy seguro de poder corregir esa omisión.
Un abrazo.