Ese día, ese primer día de la naciente primavera
la embriagadora música amaneció sobre los montes.
La risa azul que irradiaba el firmamento
reverdecía las laderas y ensalzaba
los contrastes verdirojos de los prados.
Ese día florecieron los años de destierro
reconstruyendo la antigua cúpula dorada
con columnas de esperanza y miradores
que se abrían sobre el valle de la dicha.
Así, ciego, con la daga de tu nombre entre mis labios,
creí haber escapado a las fauces del destino,
pero hoy las sombras cenicientas de twin peaks
nuevamente han descendido sobre mí
y no hay una hondonada sin fisuras
donde poder respirar un minuto de sosiego.
¿Qué despiadada venganza de los dioses
me condena al arbitrio de las nubes
inquietantes, plomizas, que me cubren?
¿Qué oscuro designio ha desencadenado
el furor del vendaval sobre mis alas rotas?
Dondequiera que el atardecer me lleve
la faz del firmamento está cerrada.
Un granizo triste azota las esquinas
de esta ciudad vencida, saqueada y moribunda
donde hasta los perros vagabundos se estremecen
cuando sus ojos caen en la oquedad del cielo
tapiado por un muro de silencio perpetuo.
No hay luna que brille en esta noche aciaga
y hasta el bosque resuena con un murmullo de amenaza
que confunde la vigilia de los búhos
y acalla las canciones de los árboles
como una divinidad incontestable.
Los ángeles blanden un estandarte de inclemencia
y el horror se va extendiendo en los zaguanes
como un torrente negro que va desdibujando
las huellas que dejaron nuestros pasos
en la alfombra de asfalto, en las baldosas
blanquinegras que adornan el recuerdo.
Todo es una sombra impenetrable,
todo un trueno aterrador que nunca cesa,
un relámpago atroz que incendia la cordura.
Y entre el caos volar, volar toda la noche,
toda la infinita noche atravesar los cielos
sabiendo que las tormentas nunca cesan
y que el amanecer es tan sólo una utopía
urdida con los frágiles cristales
del evasivo espejo que jamás se detiene.
De Destierro
Publicado en Letralia, Arte Poética, Inventiva social y en el libro electrónico Senda
Precioso tu poema querido Sergio. Después de algunos cientos de poemas compartidos que me han permitido acceder a tus sentimientos, vuelvo a darte las gracias por el placer de leerte. Norma Segades-Manias
ResponderEliminarGracias, Norma. El placer es compartido, pues también yo disfruto con la lectura de tus textos a través del mar y la distancia, que internet atenúa. Un abrazo.
ResponderEliminar"...Y entre el caos volar, volar toda la noche,
ResponderEliminartoda la infinita noche atravesar los cielos
sabiendo que las tormentas nunca cesan
y que el amanecer es tan sólo una utopía..."
Lo vuelvo a leer y no sé porqué la dureza de una idea tan caótica me causa placer, necesidad de volver a los versos. Tal vez para encontrar un verso oculto, que no llego a descifrar y me invite a tener la certeza de que el vuelo infinito me lleve a un cielo claro, sin tormrntas, por lo menos, esta noche....
Mi admiración por la palabra y el placer por lo que despierta en mí....la palabra, tus versos!
Esa es la esperanza, amiga Marisa: Escapar al caos a través de la música, de la palabra, pequeñas disciplinas que nos ayuden a encontrar una rendija que permita vislumbrar el cielo claro del amanecer. Gracias por tu palabra, por tu presencia en estos, mis desiertos. Un abrazo.
ResponderEliminarSergio: me anonadas! qué bien expresado y construido poema. Serena y acompaña, aunque duela.
ResponderEliminarTiene la virtud de exteriorizar esos resquicios del alma que, en vano, en lo cotidiano intentamos amordazar. No tenemos el valor, a veces, de aceptar sombrías incertidumbres. Tú sí, valiente!
Con mi cordial abrazo y gratitud. Miriam
Desde el alba al anochecer, todo es incertidumbre, querida Miriam. También existe dentro de nosotros, ¡cómo no! Podemos evitarla, rehuirla... O salir a su encuentro con las armas que tengamos, no ya dispuestos a vencer o morir, sino siquiera, modestamente, a intentar comprender, aprehender mínimos fragmentos de esa realidad que, por ser tan grande, nos resulta incomprensible. Gracias por tu presencia en estos desiertos. Y un abrazo.
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