Todos los nombres perviven en el aire.
Todos los rostros.
Todas las canciones.
Después llegó el estruendo.
¿Cuánto tiempo hace falta para zanjar una disputa?
¿Cuántas vidas truncadas? ¿Cuántas lágrimas?
¿Cuántos litros de sangre
anegando la tierra, que a nadie discrimina?
La luz del estallido
no es luz sino tiniebla.
El ruido del disparo
es la proclama del peor silencio.
Canes en llamas pueblan tus ciudades.
Fantasmas y lamentos. Ruinas.
Escombro y humo, calles resquebrajadas,
edificios desiertos, renegridos.
¿Hacia dónde mirar sin someterse
al más turbio presagio?¿Qué nos queda?
Tan solo la esperanza de la lluvia.

La esperanza de la lluvia...
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