De la rosa es sencillo
amar el resplandor de su corola
la suavidad etérea de sus pétalos,
el seductor perfume,
la exuberante forma,
el nombre evocador, la silueta
que la noche recorta contra el cielo.
Pero solo quien ama
de verdad, solo aquellos
que anhelan el abrazo de la rosa
no sólo por su olor o por su brillo
sino también por el hiriente roce
de la escondida y lacerante espina
conocen el sentido profundo de la vida.
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