Múltiples son las líneas de mi mano.
Pero es el ojo
(con ese ir y venir de pestañas,
con ese aleteo de otoños y cielos,
con esa tristeza que adivinas)
el único vigía.
En el ojo cansado
nacen mil miradas que se bifurcan,
se extravían, indagan, se resignan
y convergen
hacia un único cosmos,
hacia una rebelión de estrellas,
hacia un pálido ojo que contempla,
fijo,
el ojo que le mira.
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