10 de diciembre de 2011

Sin destino en la ciudad


Caminar sin destino en la ciudad
es una forma de recuperar estampas,
vacíos antiguos, veladas ruinas.

La luz de una vidriera nos dice quienes fuimos,
ajustamos el paso a las baldosas
blanquinegras que adornan las aceras,
todo retorna a su vieja asimetría.

Caminar sin destino entre las gentes,
bajo el ruido que reina en la ciudad,
es una forma de saber que estamos vivos.

A nuestro alrededor los rostros deambulan,
en los gestos hay un rastro de armonía,
puede sentirse el calor entre las calles.

Pero alguna vez todo calla de repente:
cesan las conversaciones que nunca sucedieron,
se apaga el brillo de los escaparates,
nadie ríe, nadie celebra, nadie canta,
nadie grita sobre el silencio del asfalto.

Y entonces uno sabe que todo forma parte
del mismo sueño que incesantemente se repite
(como una siniestra tortura de los dioses)
sobre las turbias almohadas de la noche.


De Metropolicromía

2 comentarios:

  1. hermoso...y el broche de la última estrofa, es perfecto para prenderlo cerca del corazón...placer leerte Sergio

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  2. Placer recibir tu visita, gaviotapatagonica.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar

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