9 de julio de 2011
Relojes
Todos los relojes de la casa están parados.
Unos se detuvieron
hace ya mucho tiempo
en el páramo angosto
de una juventud ida
sin lágrimas ni estrépito.
Otros fueron dejando
de latir poco a poco
como templados bueyes
que se acuestan y duermen
su estirpe fatigada.
El último rompióse
al filo de un otoño
que el olvido atesora.
Desde entonces, mis ojos
permanecen anclados
en las saetas muertas
-detenidos con ellas
repitiendo el instante
como una foto vieja
con los bordes quebrados-
De Por si mañana no amanece
Publicado en Inventiva social y Mis poetas contemporáneos
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Cuando se paran los relojes el mundo entra en coma...
ResponderEliminarInteresante reflexión, Eli.
ResponderEliminarGracias por tu visita y un saludo.