3 de agosto de 2025

Infierno


Hay voces que aseveran que el infierno

es la repetición infinita de determinados gestos,

como despertar cada mañana sin nadie entre las sábanas,

certificar tu ausencia en todos los rincones de la casa,

desayunar sin tu sonrisa frente a mí, ir al trabajo

con la oscura convicción del inútil regreso

porque al regreso tampoco vas a estar, ni tus canciones

van a poner la nota de alegría necesaria

que me permita escapar un día más a la locura.


Cualquier mesa es demasiado grande si uno come solo.

No se puede conversar con los recuerdos.


Y la noche, la noche que alguna vez fue cómplice,

la noche que acogió nuestras quimeras,

la noche que nos condujo por calles nunca vistas 

y veló nuestro sueño entre vastas carreteras

que siempre conducían, que nunca extraviaban;

la noche que amparó los momentos más dulces

hoy es tan sólo el testimonio de un vacío.


Y una vez más, como en una secuencia interminablemente repetida,

dejarse arrastrar a la inconsciencia de los fármacos

sin poder evadirse a la certeza

de los días vencidos, de las tardes calladas,

el incoloro deambular entre plazas olvidadas

los restos calcinados de los parques de otoño.

De DestierroPoemas de @S_Borao_Llop

1 de agosto de 2025

Cuando beso los labios de Monelle

 


Cuando beso los labios de Monelle
pienso en los otros labios,
en todos esos labios que nunca besaré.

Cuando mi lengua se entrega al fuego de su carne
evoco tantos cuerpos que nunca lameré.

Cada vez que mis manos la acarician
en otra parte muere alguien
                            que nunca tocaré.

Cuando ríe, su risa
es el reflejo en negativo de otras risas
                            que no disfrutaré.

Cuando sus manos secan mis mejillas
enjugando la lágrima vertida
sé que infinitas manos no me acariciarán.

Pero ella sigue sonriendo, sigue acariciando
y suavemente dice: "No lo entiendes; 
todo el amor del mundo está en mi piel.
Todo aquello que anhelas esta en mí.

Porque soy una y soy todas, te venero
y te amo; soy un instante de la noche;
soy la muchacha triste que recorre los muelles
y también la elegante cortesana
y la mujer callada que en la tarde
fatiga parques reclamándote, 
y aquella que suspira en la esperanza
de un minuto fugaz que nunca conoció;

también, también soy esa que marchita
sus tibias primaveras en andenes
sin trenes que esperar.
Y aun esa otra rodeada de galanes
que para nadie tiene una mirada
y en la noche suspira..."

Y de nuevo sus palabras me rescatan.

Con mi labio en su pecho, me adormezco,
sin angustia; ahora sé que ese pecho 
es la flor más valiosa.

* Referencia a El libro de Monelle, de Marcel Schwob.


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