30 de julio de 2025
Estrellas
28 de julio de 2025
Perdida barquichuela
¿Quién te devolverá el rumbo, perdida barquichuela?
Si hubo un tiempo de calma, suave brisa,
si hubo una mar sumisa, claras aguas
cálidas, transparentes...
Hoy es negra la mar, fieras las olas
y ese sol inclemente allá en lo alto
y esa sal acrecentando el dolor en tus heridas.
Todo es un elevado acantilado en torno
y allá arriba no hay nadie, no hay un rostro
en cuyos ojos reflejarse, ni una mano
que pueda rescatarte de ese mar en tinieblas.
¿Qué mapas consultar? ¿Qué brújulas? ¿Qué estrellas?
¿Qué otro azul navegar? ¿Qué otra quimera?
¿Dónde fueron los puertos del pasado?
¿Dónde aquellos océanos de almíbar y promesas?
Oscuridad sin nombre y algas muertas
y el frío entre los huesos. Sentencia impronunciable
pero cierta.
Como el embate fiero de las olas
que allanan la paciencia de las rocas.
Como el recuerdo atroz de los días veloces
que quedaron atrás entre poemas olvidados.
26 de julio de 2025
Transparencia
De las aguas inertes del olvido
hoy rescato la estampa de una tarde.
Percibo el ruido de unos pasos, un perfume,
oigo una voz preñada de susurros,
roza mi piel la brisa del otoño...
No sé si ella existió, no sé su nombre.
Tal vez sólo fue un sueño, tal vez nunca
sus labios incendiaron mis arterias.
Nunca sabré si sombra de algún ángel
fue la que así sembró su fina esencia.
Nunca sabré si fue llama o tan sólo
un sutil rechinar de transparencias.
22 de julio de 2025
Ella y él
Él era una llamarada incontrolable.
Ella un viento de sauces venerables.
Por ella alguien compuso mil canciones
y se escribieron versos en su nombre.
A él nada le importaba salvo el sueño
que en su frente las zarzas escribieron.
Él era un yermo condenado por las piedras.
Ella un vergel sediento de promesas.
De él se supo que amaba los caminos
que conducen al mar de la tristeza.
Ella, mientras, moraba entre las sierras
sin conocer del mundo los delirios.
¿Cómo fue que sus manos convergieron?
Eso nadie lo sabe, pero es cierto
que una tarde nublada se prendieron
los ojos en los ojos y se abrieron
las almas que escondían los deseos.
Como era previsible, se perdieron:
Ella se fue por un fértil sendero.
Él busca en los volcanes su secreto.