25 de mayo de 2011

Cine


Cuando entran en contacto el ojo del espectador y la imagen, se produce una combustión.

Al terminar la película, algunos arrojan las cenizas al mar.

Otros las atesoran en una urna, para resguardarlas del olvido.

El sabio escoge unas pocas y esparce el resto.

Ajeno a ese trajín, el caminante aspira el humo y retoma el sendero.


De Prosas breves
Publicado en Con voz propia y en el libro electrónico Camino al Andar

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