Durante siglos, se aplicaron a la quema indiscriminada de libros, laboriosa e inútilmente.
Más tarde cortarían la lengua a los vencidos, para que no
pudiesen transmitir la filosofía de su raza a las generaciones venideras.
Prohibieron el ejercicio de las artes, enemigo mortal de la
ignorancia.
Cansados de soluciones parciales e ineficaces, optaron por
celebrar un congreso. Después de intensos debates, según cuentan las crónicas
de la época, decidieron aplicar la estrategia del caballo de Troya.
Así, desde el oscuro palpitar de sus entrañas, fueron
asesinando la cultura.
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