20 de julio de 2012
También el mar
También el mar empuja dócilmente
antiquísimos mundos diminutos,
de noche, cuando el sueño
atraviesa los muros, profanando
las sílabas errantes de los cuentos.
Es, entonces, la luna, burladero,
refugio de las hadas y los ogros
que en consorcio planean sin rubores
la ruptura del viejo pergamino.
En otro lugar duermen
su sueño sin sonidos ni esperanza
los héroes del pasado
en un tálamo de cruces, vómitos y olvido.
Antiguos mensajeros, mientras tanto,
se despojan del tedio acumulado
y vierten sobre el agua y en el viento
viejas plagas, del tiempo rescatadas.
La iniquidad ensombrece el firmamento.
Bandadas subterráneas afloran como fuentes
emponzoñando ríos y acuarelas.
Flores de plástico y metal se adueñan de los bosques
y un rapsoda es lapidado por castores
bajo una luz violácea que desdibuja el orbe.
La razón nos confiesa que todo está perdido.
Pero el pequeño ladronzuelo
ataviado con la sangre de sus muertos
y el barro primordial que le sustenta,
ha conseguido hacerse con la llave
que conduce a la aurora o al destierro.
De Extrañamientos y rescates.
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Un poema que se lee gozamente, por su atrapante cadencia y por su singular mensaje, con imágenes que, sin permiso, nos llevan hacia tiempos de infancia e historias de fantasía, sin perder su hondo significado.
ResponderEliminarPILAR ROMANO
Gracias, Pilar. A veces, sólo desde la evocación de ciertas fantasías infantiles es posible reconstruir el mundo de la realidad adulta, tan imperfecta.
EliminarUn fuerte abrazo.