20 de enero de 2012
Distancia
Vivir a cada instante padeciendo
la maldición innata
de saberse incompleto;
mirarse cada día en el espejo
y no saber si el reflejo es la respuesta
y no poder siquiera descubrirse
en esos gestos, esas distracciones,
en ese pelo casi encanecido
o en las facciones grises;
y tan solo los ojos,
muy lejos, en el fondo,
como el vivo fulgor de una fogata
ardiendo en otro sitio
o quizá en otro tiempo,
ardiendo acaso sin motivo
en una dimensión desconocida
o al final de un callejón desierto
en el confín del barrio más humilde
de una ciudad lejana... ¡tan lejana!
De Por si mañana no amanece
Publicado en Inventiva social, Noticias literarias de América Latina y Mis poetas contemporáneos
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Bonito, el poema; desalentadora, la sensación.
ResponderEliminarNo te imaginas cómo, al que escribe, le gustaría invertir los términos. Pero tal es nuestra condición.
ResponderEliminarGracias por tu visita y un abrazo.