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Te contaré un secreto, Sancho: Yo sé perfectamente que son molinos.
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¿Entonces, amo?
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Conviene que la historia no olvide nunca que existen hombres capaces de
enarbolar su locura (aunque sea fingida) en pos de un ideal superior. Sin locura,
el mundo se extinguiría en pocas generaciones. Cristo fue crucificado para perpetuar
su sombra. Las nuestras perdurarán de otro modo: Teñidas de humillaciones y
ridículos. Pero esta cruzada irracional, amigo Sancho, ha de hacernos
inmortales, si la idea de la inmortalidad no es tan grotesca como nosotros
mismos y nuestras fatigosas andanzas.
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