Tres colores
(II) GrisLas he visto florecer en las esquinas.
Brillar y arrebatarse
como una exaltación,
el centelleo de un relámpago.
Fugaces flores de una noche
que al amanecer se mustian
dejando tras de sí
el eco de un perfume, una resaca
de sal y desencanto.
Viven entre la niebla y la penumbra,
donde nunca penetra la esperanza
y el tiempo es el perfil de una navaja
con el filo mellado.
Muy interesante y certero
ResponderEliminarGracias por tu visita, Marta. Un abrazo.
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