Tan sólo queda el cielo gris de las ciudades cayendo sobre masas sin rostro y sin pasado. Sólo los mares sumergiendo arenas de innumerables playas atestadas. Sólo los pasos del poeta entre las calles buscando con los ojos un rostro que no existe. Sólo la multitud, sólo el derrumbe de ese sol machacando las aceras. Y un corazón que se desgarra gritando nombres que no están que jamás estuvieron sobre el mapa incorrecto de las plazas desiertas.
De Metropolicromía
En el alma de todo minotauro late un anhelo de cielos entreabiertos, un deseo implacable de no ser el guardián de la penumbra ni el habitante horrible del silencio apenas quebrantado por el eco de sus propios -circulares- pasos. Quizá sueñe con ser -en su delirio- la forma intemporal del laberinto. De Por si mañana no amanece Publicado en Inventiva social
En torno, las aguas me dibujan. Pasan, humedeciéndome, dejando en mis arenas una leve nostalgia, una caricia líquida. Azules y marrones me someten, azotan mis riberas me aman y se van condenándome al eterno recuerdo. Inmóvil, en el centro de la corriente, existo. Porque el río me contiene y me abraza resulta tolerable la quietud de mis playas. Publicado en Al_Andar , el e-book Camino al andar y en el libro Sensibilidades-Primavera 2002