14 de septiembre de 2012

Crepúsculo

Crepúsculo

En esta hora tan triste del crepúsculo
en que el pausado viento invita a la nostalgia...

En este largo instante en que la noche
copula con el día antes de asesinarlo
cual mantis religiosa...

En este lapso mágico de sombras huidizas,
de agónicos gemidos de un sol que se desmaya,
de vagos resplandores allá en el horizonte...

Es preciso callar.

Es preciso detener la mente,
dejar por un momento que el tiempo se adormezca
y el olvido se adueñe las luchas cotidianas.

Es necesario callar y someterse
a la cruel dulzura de tanta maravilla
y aprender los misterios apenas presentidos
por el alma que yace en el pecho asustada,
impresionada acaso por lo majestuoso
de esas fuerzas amantes y enfrentadas.

Es preciso contemplar en calma
ese amor voluptuoso y homicida,
ese orgasmo de dioses silenciosos
condenados a dar muerte con su vida.


De El rostro prohibido

6 comentarios:

  1. La cadencia y el lenguaje transmiten bellamente la languidez de la hora del crepúsculo en cualquier parte del mundo y hacen que la invitación del poeta sea irrenunciable. Un abrazo, Sergio.
    PILAR ROMANO

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  2. Muerte con su vida... y vida con su muerte. Aunque sea a los noctámbulos.

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    Respuestas
    1. Interesante reflexión, José Ángel.
      Gracias y un saludo.

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  3. Bonito poema, y que bonito ese momento del día en que todo se calma. Un besazo.

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Bienvenid@ a este espacio.
Gracias por tu presencia y tu palabra.

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