21 de mayo de 2012
Amanecer desnudo y muerto entre los muertos
Amanecer desnudo y muerto entre los muertos
que miran a otro lado y canturrean
la canción del olvido mientras duermen
su sueño enmohecido de sirenas.
Despertar cautivo y ciego entre las ruinas
sin guitarra ni espigas ni horizonte;
tan sólo un grito ahogado en las entrañas
y la certeza del caos circundante.
Gota a gota la muerte se va bebiendo el mundo
por las ensangrentadas fauces de sus canes
ataviados con ropas de diseño.
(En su bolsa resuenan las monedas:
los treinta hachazos en el cuello
del venado inocente).
Mientras, los hombres callan
y sólo se oye el son de los demonios
entre un eco de fieras explosiones.
Pido que cese el ruido, que se apaguen
todas las humaredas de la noche;
que termine el estruendo y sólo suene
el humilde tañer de una palabra
rebotando en las esquinas del crepúsculo.
Pido que nazca el hombre, que renazca
de todos sus cadáveres, que surja
su voz sonora, su verdad sincera,
que sea música que tercamente fluya,
arroyo o marejada, nube o yegua,
fiebre de océanos, campana de gaviotas.
Pido que sobrevenga la alborada.
De Por si mañana no amanece
Publicado en Revista Almiar, NGC 3660 e Inventiva social.
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