Caminar por la orilla del río,
contemplando abstraído los reflejos
de las torres, el puente, los diminutos pájaros.
Contemplando las ondas en el agua
y en esas ondas, difuminado, el cielo
tachonado de nubes huidizas.
Es entonces cuando toda imagen
parece una ilusión, el espejismo
de una realidad que acaso imaginamos
mientras en otra parte, soterrados,
yacemos sin conciencia. ¿Qué seremos
cuando caiga el telón y todo vuelva
a su naturaleza primitiva?