27 de junio de 2020
Recuerdo del jardín botánico
A veces eran también los árboles
(el álamo negro, la glicina,
el magnolio y la palmera mejicana)
pero siempre al final
eran los patos:
nuestro banco y los patos;
era todo un ritual, aquellas tardes
siempre estaban marcadas
por un hagamos esto,
vayamos a tal sitio,
pero siempre los patos
como un lugar sagrado
lejos de la ciudad y de los golpes
que la vida se empeña en asestarnos.
Todo ha cambiado mucho,
han pasado los años;
hoy los patos son otros
y tu sombra pervive
tan solo en mi recuerdo.
También vienen palomas,
los patos se abandonan a la sombra.
Dos tristes cisnes surcan su reflejo
en las ondas silentes de las aguas,
tristes y solitarios,
tanto que nunca parecieron
tan fuera de lugar
como en el centro justo de esta escena
que ahora estoy contemplando.
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