1 de diciembre de 2017

Bajo pálidos candados de silencio

Bajo pálidos candados de silencio,
duermen tardes profanas de tacones y ensueño.

Tras las puertas cerradas del horario,
se acumulan, prisioneras, las palabras.

Tras las máscaras yertas del gesto repetido,
hay miradas que violan las barreras del tedio.

Viene lento, implacable, el tiempo del encuentro,
la hora inesperada del dulce sortilegio.
Hay mareas de viento soplando el horizonte
y barriendo en secreto imágenes caducas.

¡A la hoguera las máscaras impuestas!
¡Al olvido cadenas y fórmulas y formas!

No más muecas fingidas, no más frases de arena,
no más noches sin sueño de llama atormentada.

Todo será de arcilla para formar un rostro
único, irrepetible, de plenitud sincera,
donde verternos, diluirnos, encontrarnos,
donde la sangre sea
lava que se derrama impetuosa,
redescubriendo mundos, moldeando laderas
de una noche sin tregua que desliza
una lengua de sal sobre la sal callada.

Todo un único labio, una luz compartida,
una flor derramando su aroma sobre el alba.


30 de octubre de 2017

Monólogo en una botella


Hablar. Mirar los ojos
de nuestros contertulios; darse cuenta:
Ninguno está escuchando, las palabras
se pierden en el humo. En los rincones
el polvo se amontona. Dados vuelta
hacia adentro, los hombres, abstraídos,
su universo contemplan: simetría del ego.

Y entonces:

Iniciar una conversación trivial;
que nada sea, pues nada permanece.
Multiplicar lo intrascendente, convertir
la nada en un catálogo de nadas infinitas.

De tanto darle vueltas,
tal vez en el reverso
de esa triste moneda
quede algo que importe:
el minúsculo poso de una idea.


4 de septiembre de 2017

Odio los polígonos industriales


Odio los polígonos industriales.
Mi primera experiencia laboral fue en uno de ellos;
en una imprenta ubicada en un sótano
donde apenas se intuía la luz del sol.
Tal vez sea ése el motivo
o tal vez ese olor
a cosa muerta
mezcla de gasolina
quemada, alquitrán,
metales al rojo o no sé qué...
Es un olor inconfundible
que define perfecta e inequívocamente
la existencia de un polígono industrial.
Cierras los ojos y lo sabes.
Estás ahí, escuchas
vehículos que van y vienen,
voces que gritan, chirridos,
máquinas en perpetuo movimiento;
abres los ojos y ves:
esas puertas metálicas,
enormes,
las naves gigantescas,
los camiones, la gente
embutida en uniformes
que insinúan una cárcel
sin barrotes y sin escapatoria.
Y al llegar la noche,
un silencio de muerte
como si el mundo estuviera a punto de extinguirse
o se hubiera extinguido,
salvo por la obstinada presencia
de ese hombre solitario
que camina entre las calles muertas
como un perro olvidado por los dioses.


19 de julio de 2017

Tras la derrota



- Te contaré un secreto, Sancho: Yo sé perfectamente que son molinos.
- ¿Entonces, amo?
- Conviene que la historia no olvide nunca que existen hombres capaces de enarbolar su locura (aunque sea fingida) en pos de un ideal superior. Sin locura, el mundo se extinguiría en pocas generaciones. Cristo fue crucificado para perpetuar su sombra. Las nuestras perdurarán de otro modo: Teñidas de humillaciones y ridículos. Pero esta cruzada irracional, amigo Sancho, ha de hacernos inmortales, si la idea de la inmortalidad no es tan grotesca como nosotros mismos y nuestras fatigosas andanzas.

30 de mayo de 2017

Porque con besos se asesinan mares


Porque con besos se asesinan mares
y un ángel es más ángel tendido en el asfalto,
sonó toda la noche la voz de las tormentas.

Un grito abrió de par en par el firmamento.
Era la firma de los dioses en el acta borrosa
de la irrevocable rendición de las mareas.

Tras las nubes, horizontes de destierro
prefiguran las albas venideras.

Ciudades arrasadas te entregan sus cenizas
como un inútil gesto, como una torpe excusa.

(Una palabra secuestró todas las aves
y un amanecer sin trinos ni sirenas
se fue instalando por las avenidas)

Cielos cautivos desparraman sus diluvios
y una ciudad dormida rueda a tus pies; cometas
se incendian entre sueños; marejadas
planean indolentes sobre el orbe.

Graniza tu sueño, rojo,
sobre la tierra quemada
y los sauces derraman una lágrima.


De Extrañamientos y rescates, Poemas de @S_Borao_Llop

24 de abril de 2017

Encuentro en Praga o cualquier parte

 
                                                   A Franz, in memoriam.

Leo a mi hermano muerto
ese hermano de distinta sangre
que murio tantos años
antes de nacer yo
y que vivió tan lejos
de esta tierra que habito
y nunca habló mi idioma
como no hablé yo el suyo.

Leo a mi hermano muerto
y me pregunto si algún día
y en qué dimensión extraña
podríamos por fin
establecer un diálogo...
reir tal vez, beber unas cervezas,
charlar sin disimulos
ni fórmulas caducas
como buenos camaradas
que tienen tanto que decirse
aunque en el fondo sepan
que todo está ya dicho
desde el instante mismo del encuentro.

                                                          De Por si mañana no amanece, Poemas de @S_Borao_Llop

16 de marzo de 2017

Tres colores (III) Púrpura



Música. Luz. Conversaciones.
Un polvo blanco en la yema del meñique.
Tacones. Rímel. Medias de rejilla.

Ella camina resuelta
atrayendo miradas, despertando deseos
y palabras. A su alrededor vibra
un estruendo de arañas luminosas,
estrellas de interior, constelaciones
de plata y oropel, oro, esmeraldas,
un éxtasis de brillo y dientes blancos.

Pero este oasis es sólo un decorado.
Detrás del cartón-piedra huele a azufre
y al final del corredor hay una puerta
y tras la puerta un hombre, unos billetes,
la sonrisa perversa del crupier
en cuya mano están todos los triunfos.

Tiempo atrás le dijeron
que esa puerta se abría al paraíso.

Ahora sólo espera
-entre lágrima y golpe-
que algún día se cierre para siempre
o ángeles jornaleros
derriben estos muros
y excaven galerías
hacia el cielo secreto de Boudin.

31 de enero de 2017

Tres colores (II) Gris


Tres colores
(II) Gris

Las he visto florecer en las esquinas.
Brillar y arrebatarse
como una exaltación,
el centelleo de un relámpago.

Fugaces flores de una noche
que al amanecer se mustian
dejando tras de sí
el eco de un perfume, una resaca
de sal y desencanto.

Viven entre la niebla y la penumbra,
donde nunca penetra la esperanza
y el tiempo es el perfil de una navaja
con el filo mellado.


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