2 de junio de 2015

A veces se oyen voces


Gravedad del desorden que forman las palabras
incoherentemente pronunciadas, como un cáliz
rajado, seco, infame, con los bordes manchados...

Tenebrosa la noche que nos viola
con sus destellos deslumbrantes, con su ruido,
con la risa imprudente de los cuerdos,
con el brillo en los ojos del amante;
la noche cuyo vino adolescente nos embriaga,
la noche dominante y entreabierta...

A veces se oyen voces
en la pública quietud de las esquinas,
en la tibia intimidad de los zaguanes.

Mas el silencio siempre vuelve
como un amo cruel, tenaz, inagotable...


De Extrañamientos y rescates
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