20 de octubre de 2011

No quiero cantar


No quiero cantar y se me hacen sangre las palabras
y brotan obstinadas como una vena abierta
encharcando el silencio de la tarde que espera
un tren, una odisea o el fragor de mis gritos.

No quiero cantar pero mis voces no se apagan
y siguen derramando susurros delirantes
hacia el cielo indiferente del crepúsculo.

Mas en las estaciones abandonadas no hay certezas;
tan sólo ausencias
______________ oquedades
______________________ recuerdos de miradas
vagos gestos de adiós como una llaga en la memoria
un vértigo de trenes perdiéndose en la noche...

Sólo la estación desierta
________una voz aletargada entre mis labios
_______________y el eco atroz que no puede escucharse.


De Destierro
Publicado en Boletín Misioletras y El_Ebro

8 comentarios:

  1. Que duras son las despedidas... Besos.

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  2. Sobre todo cuando son para siempre, Tamara.
    Gracias por tu palabra y un abrazo.

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  3. La vida es como una estación de trenes, van y vienen sin parar, unos nos traen alegría, otros nos la quitan. Se cruzan, y también van en paralelo y otras... no van a ninguna parte...

    Me gustó mucho el poema, Sergio.

    Recibe un cordial y afectuoso saludo.

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  4. Gracias por tu visita y por la reflexión que haces, Isabel.
    Bienvenida a estos desiertos.
    Un abrazo.

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  5. ¿Por que quiere el destino de Federico, el de Fuente Baqueros, el de mi amada y nunca conocida Granada? Un Bardo canta, canta siempre aun, aunque vengan degollando...

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  6. Ahí le dio, amigo Periquito: Eso es justamente lo que venía diciendo: que aunque uno no quiera, si la voz se empeña no hay argumento que valga. En esa canción empeñamos la vida y la cordura.
    Gracias por la palabra y un abrazo.

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Bienvenid@ a este espacio.
Gracias por tu presencia y tu palabra.

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